Oyendo hablar a un hombre fácil es acertar donde vio la luz del sol: si habla bien de Inglaterra será inglés, si habla mal de Alemania es un francés y si habla mal de España es español.
Significa que no se deben hacer juicios sobre lo que no se entiende.
Su origen es una narración que aparece en las obras del historiador romano Plinio el Viejo
Cuenta que un célebre pintor griego, era muy aficionado a mostrar sus obras en la plaza pública, para así poder saber que opinaba la gente. Solía esconderse detrás de ellas para así conocer sus opiniones, sin que su presencia limitara su opinión crítica.
Un día, en una de sus mejores obras un zapatero de su ciudad se detuvo e indicó a un amigo un defecto en la forma de los zapatos que contenía el cuadro. El pintor, al comprobar que era cierto, retiró el cuadro y arregló el defecto recién descubierto.
Con el cuadro de nuevo expuesto, el mismo zapatero, viendo la corrección hecha, cogió confianza y criticó otras partes del cuadro. Al oír las nuevas críticas, y al no estar nada de acuerdo con ellas, el pintor salió de su escondrijo gritando: "Zapatero, a tus zapatos”.
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